martes, 29 de enero de 2008

Un microrrelato de mi cosecha ...

Es malo, pero es mio.

Lo escribí en 2003, ateniéndome a una serie de normas absurdas que El Mundo, en un concurso al uso, tuvo a bien imponer. Naturalmente, no gané.


NADIA

Siempre me contempló como si no estuviera a su lado. Muy distinto. Mi piel y su piel, decía, era como comparar una nube y un nubarrón. Yo podría averiguar, si lo deseaba, cuál fue la comadrona que asistió a mi parto. Ella reconocía que no podría reconocer en un atlas el enorme desierto que le vio nacer. Al fin, tras una breve despedida, terminó por alejarse de mí. Se excusó diciendo que no le gustaba mi nariz, aguileña como la de un judío. Todavía respiro por ella.

3 comentarios:

  1. ¡me encanta que a una persona con un sentido crítico tan afilado, afilado que da miedo y gusto, le haya gustado mi blog!!!!Y más que a mí me guste el tuyo.Yo también escribí un microrrelato para ese concurso El Mundo y tampoco lo gané.Supongo que como yo te agarrabas la cabeza cuando leías los cuentos idiotas que publicaban. Te voy a contar un secreto: el mundo está lleno de imbéciles. Hay guerras y masacres, que haya editores que tambien son crueles e imbéciles es uno de muchos males menores.
    Alguien que pone tu pasión en escribir, se merece vivir de ello.No sólo para ganarse la vida, también para pasarse siete, ocho, diez horas escribiendo al día o cuánto te guste.
    Es más: se merece leer la Odisea en las orillas de Itaca.
    Yo soy una profesional de perder concursos. ¡¡¡los pierdo todos!!!!!

    Un abrazo desde Buenos Aires.

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  2. Mi bendita escritora ...

    No sabes lo que me ocurre cuando alguien como tú, con el agua que arrastras, con las tormentas que desatas y los arcoiris que dibujas, tenga a bien dedicarme una sonrisa ... tan cercana. Permíteme que, de ahora en adelante, seas la misma Surama que me empujó a salir de las tinieblas, que seas el aliento que templa mi esperanza y te trate, si me lo permites, como compañera de armas. Aunque yo, aún y ahora, no sea digno de luchar a tu lado. Como a Nausícaa en una orilla lejana, aguardo hallarte con inmejorable viento a favor.

    Espero tus éxitos, Paula. Serán mis alegrías.

    Antonio.

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  3. Hay muchos que tenemos sangre judia en nuestras venas, y siempre digo que a quien no le guste que mire para otro lado.

    Posdata: Perdona que esté contestandote en entradas antiguas pero me lo estoy leyendo todo poco a poco

    besos

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